Juegos y juguetes para todas las edades del autismo

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Juegos y juguetes para todas las edades del autismo

 

Así mismo, queremos ser prácticos e ir conociendo qué habilidades se pueden ir trabajando con cada uno de ellos.

De este modo, los primeros juegos y juguetes que podemos utilizar son los más sencillos. Las pompas de jabón les suelen encantar a todos, y con ellas se puede trabajar la relación social y la comunicación. La música también es una buena apuesta, al igual que las canciones que se acompañan con gestos, los juegos de interacción social como las cosquillas, el cucú-tras, el caballito, palmitas, masajes, etc. con los que podemos trabajar la atención compartida, la capacidad de imitación, la relación, el contacto ocular, el lenguaje, etc.

Luego podemos pasar a utilizar otro tipo de juguetes como por ejemplo los encajables de animales o de formas geométricas con los que podemos enseñar las onomatopeyas, el “dame”, el “más”, conceptos básicos (colores, tamaños, espaciotemporales…), mejorar la capacidad de asociación, de razonamiento, etc. Para ello también podemos utilizar cuentos y además aprovecharlos para practicar el señalar con el dedo índice y aprender palabras sencillas. Otra buena idea es el tablero de pinchitos, que nos puede servir para clasificar colores, trabajar la motricidad fina, la concentración, la coordinación visomotriz, el permanecer sentado, etc.

Un sólo juguete nos sirve para trabajar diferentes objetivos, es sólo cuestión de echarle imaginación.

Por otro lado, la pelota es también una buena aliada para muchos momentos de juego, al igual que los juegos funcionales como por ejemplo con coches, animales, dar de comer a un muñeco, vestirle, asearle, etc. lo que nos ayuda a trabajar también la imitación, la comunicación, la relación social y la autonomía… para más adelante pasar a un juego simbólico más elaborado como las familias, los médicos, las compras, las comidas, las marionetas, las casas de muñecas y todo lo que se os ocurra, ya que uno de los objetivos es también potenciar la imaginación, la creatividad y la capacidad de aceptación de novedades.

Igualmente, no nos podemos olvidar de los juegos de siempre como por ejemplo las cartas, el dominó, conecta4, puzzles, secuencias temporales, miniarco y cualquier otro tipo de juego de mesa. También otros básicos imprescindibles son, como no, la bicicleta, el escondite, el pilla-pilla, el verdadero-falso, veo-veo, jugar a las películas… Todos ellos favorecen la relación social, la toma de turnos, los tiempos de espera, la tolerancia a la frustración y el autocontrol.

Para los más mayores algunas de nuestras propuestas son las actividades al aire libre y todo aquello relacionado con el deporte, el ocio y la relación social. Para ello es bueno ir probando qué actividades y deportes les gustan más, ya que nos pueden sorprender y encontrarnos con que son unos verdaderos profesionales de la natación, del tenis o incluso del golf! Y no podemos olvidar que la práctica de deporte y de ejercicio moderado es esencial para un buen crecimiento tanto físico, como cognitivo social, y emocional.

También para los mayores son muy adecuadas las historias sociales, los disfraces, los instrumentos musicales, etc. así como toda actividad que favorezca el mejorar la comprensión de bromas, chistes, sutilezas sociales, metáforas, dobles sentidos, etc. Y siempre aconsejamos que se potencie el juego entre iguales a favor del juego individual, aunque entendemos que haya momentos en que éste también se dé y que también sea necesario en determinadas ocasiones.

Y además de todas estas propuestas, no podemos dejar a un lado que en la actualidad contamos con numerosos videojuegos y apps que nos pueden ser de gran utilidad, aunque ante estos un par de consejos: tratad que no sean siempre de carácter individual y no utilizarlos durante más de una hora al día.

Finalmente, recordar que siempre debemos adaptar los juegos al nivel evolutivo de cada persona, así como que el juego, para que realmente lo sea, debe ser algo voluntario. No podemos forzar a nadie a jugar a algo que nosotros queramos, por el contrario, debemos ofrecer opciones y que la persona decida qué es lo que prefiere hacer y qué es lo que más le gusta, partiendo siempre de sus intereses y no de los nuestros.

Y por supuesto… que nunca perdamos la ilusión.

Fuente:Laura Hijosa (Federación Autismo Madrid)